Una guía de expertos sobre las pruebas de COVID-19
Un epidemiólogo analiza las diferencias entre las pruebas moleculares y las rápidas, su precisión y cuándo las personas deben hacerse la prueba para detectar el coronavirus.
A medida que la variante Ómicron altamente contagiosa se propaga en los Estados Unidos, una de las herramientas fundamentales para ayudar a controlar la propagación de COVID-19 son las pruebas. “Las pruebas son uno de varios componentes importantes del esfuerzo global para controlar la pandemia”, afirma el Dr. David Calfee, jefe de epidemiología del hospital en NewYork-Presbyterian/Weill Cornell Medical Center. “Permiten que las personas con COVID-19 sintomático reciban la atención y el tratamiento adecuados, y ayudan a reducir la transmisión del virus SARS-CoV-2 de las personas con infección sintomática y asintomática o presintomática”.
Sin embargo, a medida que aumenta el número de personas que buscan hacerse las pruebas, aún quedan muchas preguntas, incluidas las diferencias entre los tipos de pruebas, qué tan precisos son los resultados de la prueba de COVID-19 y cuándo las personas deben someterse a ellas.
El Dr. Calfee, quien también es profesor de medicina en Weill Cornell Medicine y vicedirector médico del Departamento de Prevención y Control de Infecciones en NewYork-Presbyterian, habló con Health Matters para responder estas preguntas.
¿Qué es la prueba de PCR?
Las pruebas de reacción en cadena de la polimerasa (polymerase chain reaction, PCR) y de amplificación de ácidos nucleicos (nucleic acid amplification tests, NAAT) son pruebas moleculares. Las pruebas moleculares detectan la presencia del material genético del virus, conocido como ARN. En general, estas pruebas se consideran como el “criterio de referencia” para el diagnóstico de la COVID-19. Tienen mayor sensibilidad que las pruebas de antígenos, lo que significa que pueden detectar a más personas que tienen la infección por COVID-19. Por lo general, los resultados de las pruebas de PCR tardan unas 24 horas, pero los resultados pueden tardar aún más si los laboratorios están abarrotados.
¿Qué es una prueba de antígenos?
Las pruebas de antígenos, también conocidas como pruebas rápidas, detectan la presencia de una o más proteínas que forman parte del virus. Los resultados de las pruebas de antígenos se pueden obtener rápidamente porque requieren una tecnología menos compleja. Con frecuencia, tienen una respuesta más rápida que las pruebas moleculares, y se pueden obtener los resultados de manera muy rápida en el consultorio de un médico o en un centro de atención de urgencia. Las pruebas caseras de antígenos también pueden adquirirse en farmacias y en línea; la Administración de Alimentos y Medicamentos (Food and Drug Administration, FDA) autorizó el uso de varias de estas pruebas en el marco de una Autorización de uso de emergencia. Las pruebas caseras rápidas son una buena herramienta para tener a mano, especialmente cuando es difícil encontrar una prueba de PCR y se desarrollan síntomas.
Los resultados positivos falsos en las pruebas de antígenos son poco frecuentes, pero debido a que las pruebas de antígenos tienen menor sensibilidad, es posible un resultado negativo falso. Esto es importante porque una prueba de antígenos negativa no significa necesariamente que no tenga el virus. Si tiene síntomas de COVID-19 o tiene motivos para sospechar que estuvo expuesto, como por ejemplo si ha estado en contacto cercano con alguien que posteriormente ha dado positivo en la prueba de COVID-19, se recomienda que confirme el resultado negativo de la prueba de antígenos con una prueba de PCR. También es importante tener en cuenta que una prueba negativa (ya sea de antígenos o PCR) inmediatamente después de una exposición a alguien con COVID-19 no es evidencia de que usted no está infectado, porque pueden pasar varios días antes de que el virus sea detectable.
¿Cuándo debería la gente hacerse una prueba?
Si bien las recomendaciones específicas varían entre los departamentos de salud locales y estatales y otras agencias y empleadores, los grupos priorizados para las pruebas son las personas con síntomas de COVID-19 y aquellas con exposición conocida a la enfermedad. Otras situaciones en las que se han recomendado las pruebas incluyen: antes y después de viajar y de asistir a reuniones grandes, antes de procedimientos médicos invasivos y cirugías, y para personas que trabajan o viven en un centro de atención a largo plazo u otro entorno residencial colectivo.
¿Los niños que asisten a la escuela en modalidad presencial deben hacerse la prueba regularmente?
Esto puede variar según el distrito. Pero independientemente de los requisitos de pruebas en las escuelas, es importante adherirse a las estrategias preventivas y de mitigación, como la vacunación si reúnen los requisitos para recibir la vacuna, el uso de mascarillas, el distanciamiento social y la higiene de manos.
Según la guía más reciente de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades, una persona que dio positivo para COVID-19 puede dejar de hacer el aislamiento después de 5 días, si es asintomática, seguido de 5 días de uso de una mascarilla cuando esté cerca de otros. ¿Por qué?
Esta recomendación se basa en datos que sugieren que la infecciosidad disminuye con bastante rapidez en la mayoría de las personas con COVID-19. Descubrieron que la mayor parte de la transmisión del SARS-CoV-2 se produce al principio del curso de la enfermedad, de 1 a 2 días antes de la aparición de los síntomas y de 2 a 3 días después. Las pruebas moleculares pueden seguir siendo positivas incluso después de que la persona ya no sea infecciosa debido a la capacidad de estas pruebas para detectar cantidades muy pequeñas de material genético viral. Sin embargo, se recomiendan períodos más prolongados de aislamiento para las personas que tienen una COVID-19 más grave y para las personas que tienen el sistema inmunológico gravemente comprometido.
David P. Calfee, M.D., M.S., es jefe de epidemiología del Hospital en New York-Presbyterian Hospital/Weill Cornell Medical Center y vicedirector médico de prevención y control de infecciones del NewYork-Presbyterian Hospital. También es profesor de medicina (enfermedades infecciosas) y ciencias de la salud de la población en Weill Cornell Medicine. El Dr. Calfee es miembro de la Infectious Diseases Society of America y la Society for Healthcare Epidemiology of America, y es editor de Infection Control & Hospital Epidemiology. Sus intereses de investigación incluyen patógenos resistentes a los antimicrobianos y la epidemiología y prevención de infecciones asociadas a la atención médica.