El emergente vínculo entre la obesidad y COVID-19

Nuevas investigaciones revelan que COVID-19 puede tomar un curso más grave en personas obesas, incluidas personas jóvenes.

Mientras el país trabaja para controlar la pandemia de coronavirus, los científicos e investigadores se apresuran a averiguar todo lo que puedan sobre el virus y sobre quiénes son más vulnerable. La nueva evidencia indica que la obesidad es un factor de riesgo para COVID-19, según investigadores del NewYork-Presbyterian/Weill Cornell Medical Center y el Weill Cornell Medicine. La investigación también sugiere que las personas jóvenes obesas, independiente de otros problemas de salud, tienen un riesgo mayor.

La información, publicada el 17 de abril, en la revista New England Journal of Medicine, analizó a los primeros 393 pacientes consecutivos con COVID-19 admitidos en el NewYork-Presbyterian/Weill Cornell Medical Center y NewYork-Presbyterian Lower Manhattan Hospital entre el 3 y el 27 de marzo. La obesidad se definió como un índice de masa corporal de 30 o más, y 136 de los pacientes estaban dentro de esa categoría.

“Empezamos este registro de pacientes para poder ayudar a responder algunas preguntas difíciles con las que los trabajadores de la salud de primera línea estaban enfrentados”, dice la Dra. Monika Safford, directora de la División de Medicina General Interna del NewYork-Presbyterian/Weill Cornell Medical Center y del Weill Cornell Medicine, y autora principal del informe. “Nuestro objetivo fue informar a los médicos sobre qué tipo de pacientes es probable que tengan una mala evolución, mediante el uso de la información. Este esfuerzo no hubiera sido posible sin el trabajo colaborativo de los médicos, investigadores y estudiantes de medicina del Weill Cornell Medicine”.

Health Matters habló con la Dra. Safford para entender qué significa esta investigación para los pacientes y para el público en general.

¿Qué es lo significativo de esta investigación?
La información preliminar confirma lo que muchos médicos y personal de primera línea han estado diciendo, que muchos de sus pacientes que están gravemente enfermos con COVID-19 son obesos. Lo que llama la atención de la información que hemos recopilado es que la prevalencia de la obesidad parece ser mayor en las personas menores de 65 años de edad: De los pacientes estudiados, casi la mitad de los menores de 65 años son obesos. También estamos observando que problemas cardiovasculares como la hipertensión y la enfermedad de las arterias coronarias son factores de riesgo. Entonces, ¿qué está pasando aquí? Este es  un gran interrogante que necesita mucho más análisis.

Dr. Monika Safford

¿Qué la sorprendió acerca de la información?
Fue sorprendente ver el número de personas jóvenes. Hace aproximadamente un mes, el mensaje de varios medios de comunicación fue que este virus era principalmente un problema para las personas mayores de 65 años de edad, y estamos descubriendo que esta no es la única población vulnerable.

¿Por qué la obesidad agrava la COVID-19?
Todavía no tenemos todas las respuestas, pero hay varios factores a considerar. Un aspecto que estamos analizando es si estos pacientes tienen afecciones a menudo asociadas con la obesidad, como hipertensión arterial, diabetes o enfermedad cardiovascular. Pero, el hecho de que observamos que cada vez más personas jóvenes con obesidad tienen problemas es desconcertante, por lo que también se puede hablar de un componente genético. Esa es una especulación, pero cuando ves enfermarse gravemente a personas que, a excepción de esto, son sanas, hace que te preguntes si existe alguna tendencia genética que pone a ciertos pacientes en un grupo de alto riesgo.

La inflamación es otro factor importante. La obesidad es una afección que favorece la inflamación, y la inflamación en el cuerpo cambia el sistema inmunológico. Esto podría explicar por qué los pacientes obesos que, a excepción de esto estarían sanos, pueden contraer una infección más grave por coronavirus.

¿Qué sucede con el sistema inmunológico en estos casos más graves?
Nuestros sistemas inmunológicos son muy complejos y hay cientos de factores involucrados, especialmente cuando el cuerpo lucha contra una infección. Con COVID-19, el sistema inmunológico de algunos pacientes se dispara, esencialmente se descontrola. Es un fenómeno conocido como “tormenta de citoquinas”, una sobreproducción de compuestos activadores llamados citoquinas, y es altamente mortal. La mayoría de esos pacientes debe ser intubada, lo que complica aún más las cosas. Por lo tanto, parece que el coronavirus estimula el sistema inmunológico en algunas personas, y en lugar de ser un esfuerzo perfectamente organizado, es una tormenta completa y se descontrola todo el cuerpo. Por ejemplo, de los 393 pacientes estudiados, el 15 % recibió diálisis debido a la disminución de la función renal aunque no tenían antecedentes de enfermedad renal, un ejemplo de cómo esta activación inmunológica puede causar estragos en el cuerpo y es muy difícil de manejar.

¿De qué manera estos hallazgos afectan la atención del paciente?
Estos hallazgos causan un gran impacto en la atención del paciente; nos ayudan a identificar qué pacientes probablemente respondan peor y necesitan un control más estricto. Esto, a su vez, ayuda a los trabajadores de la salud de primera línea a tomar decisiones vitales.

También hemos implementado una estrategia para poner boca abajo a los pacientes intubados, , ya que esto cambia la dinámica de los pulmones al aliviar la presión y aumentar el flujo sanguíneo. Informes de otros países han demostrado la efectividad de esto en pacientes obesos. La mayoría de las unidades de cuidados intensivos en los EE. UU. no usan posición prona en forma rutinaria en  los pacientes, pero ahora conCOVID-19,  todos lo están haciendo porque hace diferencia.

¿Qué otros hallazgos han surgido de la investigación?
En relación con la obesidad, los hallazgos son bastante consistentes aquí en los Estados Unidos. Continuamos observando de cerca la información de países como China, Corea, España e Italia. Sin embargo, ninguno de esos países tiene la prevalencia de obesidad que tiene los EE. UU. Por lo tanto, resta comprobar si vamos a tener una mayor tasa de mortalidad, en parte, debido a nuestra mayor prevalencia de obesidad.

Esta investigación, ¿tuvo alguna limitación?
No pudimos incluir las tasas de mortalidad y los resultados en este informe, ya que muchos pacientes intubados permanecen con asistencia respiratoria durante un largo tiempo. Por lo general, durante tres semanas. Muchos de los pacientes que figuran en nuestro registro permanecen todavía con asistencia respiratoria, y no sabemos cuáles van a ser sus resultados.

¿Existen planes para ampliar esta investigación?
Por supuesto. Continuamos agregando pacientes a nuestro registro, que actualmente tiene 4,000 pacientes, y estamos conversando con el NewYork-Presbyterian/Columbia University Irving Medical Center sobre cómo realizar el análisis en colaboración con ellos. Un gran equipo de Columbia, incluyendo estudiantes de medicina que hacen la mayor parte del trabajo de abstracción de los datos, está utilizando el mismo instrumento que nosotros, lo que facilitará las colaboraciones.

También estamos concluyendo otro análisis para ayudar a los médicos a identificar a la mayoría de los pacientes a riesgo y tomar decisiones basadas en la información. Las decisiones como poder determinar quién necesita un oxímetro de pulso de forma continua, que mide el oxígeno y la frecuencia cardíaca, pueden ser guiadas por la experiencia obtenida de los pacientes que respondan peor y necesiten un control más estricto.

¿Qué podemos aprender de esta información?
Que se necesita más investigación. Hay un gran grupo de investigadores médicos que están muy interesados en adelantar el conocimiento para el resto del país, por lo que esto es realmente el comienzo. Se harán más estudios en un futuro próximo.

El documento y la lista completa de autores se puede encontrar aquí.

Monika M. Safford, M.D., directora de la División de Medicina General Interna del NewYork-Presbyterian/Weill Cornell Medical Center y del Weill Cornell Medicine, es investigadora clínica conocida por su investigación sobre diabetes, enfermedad cardiovascular y desigualdades de la salud centrada en el paciente. Sus más de 400 artículos de investigación se han publicado en revistas médicas, incluida la Journal of the American Medical Association, Diabetes Care, Circulation, y American Journal of Cardiology.

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