La Lucha Contra Las Microagresiones en Medio de La Pandemia: El Impacto Sobre en Las Comunidades Hispana y Latinx

La comunidad latinx actualmente debe lidiar con los desafíos de salud mental planteados por la pandemia de COVID-19, así como con la discriminación sistémica en su vida diaria. Un psicólogo clínico explica cómo ser mejores aliados en ambos frentes.

La pandemia de COVID-19 ha sido desproporcionadamente perjudicial para muchas comunidades, pero las comunidades latinx e hispana se han visto particularmente afectadas, no solo física sino emocionalmente.

Considerando que alrededor del 27.7 % de los casos de COVID en los EE. UU., y el 18 % de las muertes relacionadas, se dan en pacientes hispanos/latinos, las consecuencias de la pandemia relacionadas con la salud mental en la comunidad latinx son impactantes.

“En este momento, nuestras clínicas psicológicas están inundadas de personas que buscan ayuda y necesitan apoyo psicológico porque han estado aisladas y han experimentado pérdidas de diversa índole: han perdido amigos y familiares, trabajos, estructuras, han perdido la vida que solían tener y conocer”, comenta la doctora Yessenia Mejia, psicóloga clínica del Departamento de Psiquiatría Pediátrica del NewYork-Presbyterian Morgan Stanley Children’s Hospital.

Además, continúan enfrentándose al prejuicio inconsciente que a menudo se dirige a la comunidad en forma de microagresiones: actos de discriminación sutiles, indirectos o, muchas veces, no intencionales contra miembros de grupos marginados como la comunidad negra , los asiático-americanos e isleños del Pacífico, y aquellos que se identifican como LGBTQ+.

Dra. Yessenia Mejia

“Las microagresiones pueden hacer que las personas se sientan muy alienadas y heridas”, afirma la Dra. Mejia, que también es profesora adjunta de Psicología Médica (en Psiquiatría) en el Vagelos College of Physicians and Surgeons de Columbia University. “Con el tiempo, esto realmente puede afectar la autoestima, el sentido de valor propio y el sentimiento de pertenencia”.

Como parte del Mes de la Herencia Hispana, Health Matters habló con la Dra. Mejia sobre cómo esta pandemia sin precedentes, junto con las microagresiones comunes, han afectado en la actualidad la salud mental de las comunidades latinx e hispana.

¿Cuáles son algunas de las microagresiones comunes que enfrentan las comunidades latinx e hispana?
Dra. Mejia: Las microagresiones pueden presentarse de muchas formas diferentes. Por ejemplo, a una persona pueden preguntarle: “¿De dónde eres?” o “¿Dónde naciste?”, implicando que Estados Unidos no es su hogar o que no pertenecen aquí. Otra microagresión común es suponer que sólo porque la familia de alguien emigró aquí desde un país de habla hispana, esta persona debe hablar español con fluidez.

Estas microagresiones también se producen dentro de las comunidades latinx e hispana. Pueden darse en forma de apodos despectivos relacionados con la raza o las características de alguien, como su acento. A menudo escucho que las personas dicen: “Pero no pareces latinx” (“No te ves latinx”). Negar la identidad latinx de alguien porque su apariencia no se ajusta a un estereotipo determinado o pedirle que demuestre su herencia latinx “hablando español” son otras formas de microagresiones en la comunidad latinx. El colorismo [el acto de favorecer la piel más clara por sobre la piel más oscura], el racismo internalizado y la supresión de los individuos indígenas y afrocaribeños y su historia son todos ejemplos. Somos un grupo muy complejo y multifacético, y las microagresiones existen dentro de nuestra comunidad. También hoy debemos abordar y concientizar continuamente sobre esos prejuicios.

¿Cómo se manifiestan las microagresiones en el entorno de la atención de la salud?
Podría ser tan simple como no tener un formulario de admisión de pacientes o instrucciones disponibles en español. Podría ser tan sutil como que los pacientes pensaran que debido a que no hablan inglés bien, van a tener que esperar a que alguien más llegue para que puedan ser atendidos. Y si un traductor no se encuentra disponible de inmediato, a los pacientes de habla hispana se les suele decir: “Lo siento, no podemos ayudarlo en este momento. Tendrá que volver otro día”. Eso es realmente perturbador, porque las personas no reciben la atención médica general que necesitan y se quedan preguntándose qué está pasando.

También se trata del acceso a la información. Se trata de tener el tiempo y la paciencia necesarios para sentarse con alguien y tener una conversación sobre cómo colocarse la vacuna de la COVID y decir: “Repasemos todas sus preguntas. ¿Cuáles son sus miedos? ¿Cuáles son sus inquietudes? ¿Cómo puedo aliviar sus inquietudes? ¿Cómo puedo ayudar a proporcionarle la información que necesita para tomar la decisión correcta para usted?”. A menudo, creo que en el sector de la salud no estamos haciendo lo suficiente, lo que lleva a la gente a decir: “Preferiría no colocármela” o “Esta persona me dijo que no tuvo una buena experiencia”. La comunidad latinx es muy unida y realmente escucharán a sus vecinos, sus tías, sus tíos, sus primos y a los amigos de sus amigos. Así es como obtienen información. Si nos tomamos el tiempo para informar a un paciente, además estamos informando a muchos otros individuos que pertenecen al círculo de esa persona.

Cuando alguien se enfrenta a una microagresión, ya sea sutil, sistémica, verbal o no verbal, en esencia lo que escucha es que no pertenece.

Dra. Yessenia Mejia

¿Cuál ha sido su experiencia personal con las microagresiones?
Como estadounidense de primera generación (mis padres son colombianos y emigraron aquí en las décadas de 1970 y 1980), nacida y criada en la ciudad de Nueva York, he tenido que hacer frente a una gran cantidad de microagresiones. No fue sino hasta que fui mayor que me di cuenta de lo que eran. Por ejemplo, cuando estaba cursando mi posgrado, era una de las estudiantes que tenía que trabajar mientras estudiaba. Pero me dijeron que mis prioridades no eran las correctas y que debía renunciar a mi trabajo a pesar de que no podía permitirme el lujo de dejarlo, porque si lo hacía, no hubiera podido comprar comida, viajar en el metro o pagar mi alquiler.

En otras ocasiones me dijeron que hablaba con mucha elocuencia o que escribía con mucha claridad. Cuando las personas me conocen por primera vez, a menudo me preguntan: “¿Eres estadounidense?” o “¿Dónde naciste?”. Nuevamente, hay mucha insinuación y prejuicio en ese tipo de comentarios.

¿Cómo pueden comentarios como ese afectar la salud mental de una persona?
Cuando alguien se enfrenta a una microagresión, ya sea sutil, sistémica, verbal o no verbal, en esencia lo que escucha es que no pertenece. Que alguna de sus características de raza, género, clase o condición migratoria no es aceptada o es “incorrecta”.

Para los jóvenes que no tuvieron a nadie con quien hablar de esto, es aún más grave. Estas microagresiones pueden internalizarse y afectar su sentido de motivación, su sensación de confianza y su bienestar general. En la división de psiquiatría infantil y adolescente de NewYork-Presbyterian Morgan Stanley Children’s Hospital, el 70 % de nuestros pacientes se identifican como latinxs o hispanos. Parte de mi trabajo es ayudarlos a procesar estas experiencias y a comprender que no está mal sentirse como se sienten, y validar esa experiencia para ellos.

¿Cómo responden las generaciones más jóvenes y mayores de la comunidad latinx a estas microagresiones?
Hay una gran diferencia generacional. Las personas latinxs e hispanas más jóvenes tienden a ser mucho más conscientes de las microagresiones y las abordan con mayor rapidez. Ellos tienen más acceso a la educación, entienden lo que son las microagresiones, y se defienden y se hacen escuchar cuando algo no está bien. Es más probable que hablen de esto con amigos, familiares y compañeros de trabajo, lo cual es genial.

Las generaciones mayores a veces tienen dificultades para ver estas microagresiones o para decir algo al respecto cuando las experimentan. Mucho de eso tiene que ver con el contexto sociopolítico de esas generaciones: A menudo eran inmigrantes que huían de países donde eran perseguidos y enfrentaban prejuicios, racismo y colonialismo y luego llegaban a un país donde esas cosas seguían existiendo para ellos. Debido a esto, muchas personas mayores no abordan estos problemas porque es posible que no se sientan lo suficientemente seguras para hacerlo. Para ellos, es un mecanismo de supervivencia.

Con ese fin, ¿cómo podemos ayudar y ser mejores aliados para las comunidades latinx e hispana?
Todo se reduce a la promoción. Estas comunidades son, a menudo, pasadas por alto y no se les dedica el tiempo y el esfuerzo necesarios para derribar estas barreras y disparidades en la salud. Pero hay medidas concretas que pueden construir alianzas y abrir líneas de comunicación para desarrollar relaciones con estas comunidades. Eso puede significar celebrar asambleas en ciertas comunidades y escuelas para abordar las inquietudes con respecto a la vacunación, cómo navegar el sistema educativo durante la temporada de regreso a la escuela durante una pandemia y cómo vincular a las familias con recursos para abordar sus necesidades psicosociales; un médico que dice: “Voy a tomarme 20 minutos más con este paciente para asegurarme de que estoy respondiendo todas sus preguntas e inquietudes”; tener formularios de admisión del paciente en el idioma que habla esa persona; dirigirse a alguien que busca ayuda y preguntar: “¿Cómo puedo apoyarlo?”. ¿Cómo podemos resolver problemas y asegurarnos de que esta persona reciba la atención que necesita?

Sí, es incómodo ser testigo de la discriminación y reconocer que se produce. Pero se trata de no mirar hacia otro lado cuando vemos que se produce una microagresión. Así es como puedes ser un aliado en este trabajo.

Cómo Las Microagresiones Afectan a Los Niños Latinxs e Hispanos

Para los niños, las microagresiones envían el mensaje de que no pertenecen, que no deberían estar aquí o que están haciendo algo mal de alguna manera. “Con el tiempo, pueden aumentar los niveles generales de estrés en los niños, lo que puede afectar su rendimiento académico, provocar una disminución de la motivación y el impulso, llevar a una mentalidad fija en lugar de una mentalidad de crecimiento y puede conducir a problemas de salud mental a largo plazo, como la ansiedad y la depresión”, afirma la Dra. Mejia. “También pueden afectar negativamente su sentimiento de que pueden lograr algo, que son dignos y que son suficientes tal como son”.

Aquí, la Dra. Mejia explica cómo ayudar a los niños a lidiar con las microagresiones y superarlas.

  • Con niños pequeños Reconozca todas sus diferentes identidades (raza, etnia, género, sexualidad) mientras valida y reconoce a cada uno de ellos por igual. Inculcará la sensación de que todas las diferentes partes de sí mismos son igualmente valoradas, apoyadas y amadas. Aborde las microagresiones y llámelas por su nombre. Es importante iniciar estas conversaciones desde una edad temprana, utilizando un lenguaje apropiado para el desarrollo, y asegurarse de que el niño sepa que puede acudir a usted con sus preguntas.
  • Con adolescentes Continúe animándolos a explorar todos los diferentes aspectos de sí mismos y las intersecciones de su identidad. Recuérdeles que está bien señalar el momento en que sucede algo que está mal y decir algo al respecto. Decir algo al respecto también puede significar contarle a un padre, un amigo, un maestro de confianza, un consejero o un proveedor sobre una microagresión y entablar una conversación para decir: “Alguien hizo un comentario racista” o “Me hicieron sentir inferior”. Animarlos a hablar con una persona de confianza y compartir sus experiencias a menudo los hará sentir menos solos y más empoderados.

Yessenia Mejia, Psy.D., es profesora adjunta de Psicología Médica (en Psiquiatría) en el Vagelos College of Physicians and Surgeons de Columbia University y psicóloga clínica en NewYork-Presbyterian Morgan Stanley’s Children Hospital. La Dra. Mejia se graduó del programa clínico-académico de Ferkauf Graduate School of Psychology, Yeshiva University. Después de completar su internado predoctoral en psicología y su beca de investigación (fellowship) postdoctoral en el NewYork-Presbyterian/Columbia University Irving Medical Center, se quedó como psicóloga para continuar su trabajo de proporcionar atención basada en la evidencia dentro de la comunidad latinx de Washington Heights, Nueva York. Como médica clínica bilingüe y bicultural, los intereses de la Dra. Mejia incluyen establecer adaptaciones culturales de tratamientos basados en la evidencia, desarrollar oportunidades para psicólogos bilingües-biculturales que se inician en su carrera y abordar las disparidades de salud mental dentro de poblaciones y comunidades desatendidas.

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